Movilidad

Movilidad autónoma: De David Hasselhoff a Elon Musk

Publicado en 20/9/2018
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En 1982 se estrenaba en televisión una de las series que marcó a más de una generación, “El coche fantástico”, y es que todo (y no tan) adolescente soñaba con tener un KITT, un coche capaz de hablar y que… ¡conducía solo! Ahora, más de 30 años después de que se estrenara la serie que dio a conocer a David Hasselhoff, la movilidad autónoma está más cerca que nunca, por no decir que ha llegado para quedarse.

Gracias a esta nueva forma de movilidad, el tiempo que pasemos en el trayecto de un viaje se nos es devuelto, es decir, que podremos aprovecharlo para realizar otras actividades, como trabajo de oficina, realizar una llamada o simplemente descansar hasta llegar al destino. Y es que este ha sido un objeto de deseo por el ser humano, viéndose siempre como algo propio de la ciencia ficción.

En 1939, en la feria de muestras de Futurama en la Exposición Universal (Nueva York), Normal Bel Geddes presentó un vehículo eléctrico controlado por un circuito embebido en el pavimento de la carretera. Desde entonces, diferentes proyectos se han ido vislumbrando a lo largo de los años hasta llegar a una de las etapas más maduras en este sector, con grandes empresas luchando en esta nueva carrera por “colonizar Marte”, como Google, Uber o Tesla.

Con una legislación todavía en pañales, la movilidad autónoma transmite un cierto grado de inseguridad entre los conductores, siendo muchos los que lo rechazan.  Según una encuesta de Asociación de Automovilistas de EEUU (AAA), un 73% de los conductores no se montaría en un coche de este tipo; unos resultados similares a los de España ya que, según datos de nuestra V Radiografía del Foro de Movilidad de los Españoles, iniciativa promovida por Alphabet, el 33% de los españoles se encuentran a favor del coche autónomo y de ellos el 93% reconoció estar dispuesto a utilizarlo de manera inmediata. 

La movilidad autónoma: luces y sombras 

Los accidentes mortales de Tesla o Uber, o posibles hackeos han hecho que estos porcentajes se acentuarán de forma negativa, aunque, según la DGT y la NHTSA, alrededor de un 90% de los siniestros son causados por errores humanos. Todo ello recuerda a otros servicios novedosos y que generaban rechazo, como el pago por internet; y que con el paso de los años se han establecido como una acción cotidiana.

A una velocidad inferior a los avances tecnológicos, la legislación de este sector es algo pantanosa y complicada de establecer, pero poco a poco se van dando pasos para crear leyes. Más de 30 estados en EEUU han aprobado o emitido órdenes que regulen licencias, seguros o pruebas en el desarrollo de vehículos autónomos, destacando California, Arizona o Florida.

En España el panorama es incluso más complicado, con una legislación que se puede resumir en una frase: solo fabricantes e instituciones pueden probar vehículos sin conductor y únicamente en determinadas vías. Ya se han realizado pruebas a gran escala en nuestro país, como el coche autónomo de PSA que recorrió los 600 kms que separan Vigo y Madrid.

Una de las soluciones para el problema de la legislación viene de Alemania, donde propusieron incorporar cajas negras similares a las de los aviones, que ayudaría, entre otras cosas, a que las aseguradoras confíen en los coches autónomos, pues el registro de los datos permitiría saber quién ha tenido la culpa (el coche o el conductor) en caso de accidente.

Además, los datos poco a poco van dando la razón a esta nueva forma de movilidad y es que se utilizará hasta diez veces más que los coches convencionales, que apenas funcionan durante un 4% de su vida útil, según cálculos de Tony Seba, economista de la Universidad de Standford, por lo que acelerar los procesos para crear normas y leyes deberían acelerarse.

Actualmente, las empresas que mejor colocadas están en esta carrera son General Motors, Ford, Hyundai, Tesla, Uber o Google, una de las empresas que más está invirtiendo en este sector, con Waymo como protagonista en este aspecto, recorriendo más de ocho millones de kilómetros realizados con sus coches autónomos. Aunque muchas empresas se encuentran dentro del “ring”, ninguna ha conseguido alcanzar el nivel máximo de autonomía (5), al estándar propuesto por la SAE (Society of Automotive Engineers, en castellano, la Sociedad de Ingenieros de Automoción); una organización creada en Estados Unidos a principios del siglo XX cuya principal ocupación es definir estándares que puedan ser implementados por las empresas involucradas en el sector de la automoción.

El sueño utópico de miles de adolescentes durante los principios de los 80 parece que poco a poco será algo real, aunque todavía quedan muchas cuestiones que responder; y es que las innovaciones en este sector se producen a diario, dejando una pregunta en el aire para los más jóvenes: “¿Me saco el carnet de conducir o espero a los coches autónomos?”.

 

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