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Coches autónomos y conectados, ¿los conoces?

Publicado en 25/7/2017
coches autonomos

Mejorar la experiencia de conducción en su sentido más amplio es el objetivo final que persiguen los fabricantes de coches conectados y autónomos, cuyo auge es tal que la consultora estadounidense Gartner estima que uno de cada cinco coches estarán conectados en 2020. Por otro lado, Simón Viñals, director tecnológico de Tesla, vaticina que en nuestro país el coche autónomo será una realidad para 2030.

En noviembre de 2015, dos periodistas de El Periódico de Cataluña eran los elegidos para probar el Citroën C4 Grand Picasso, primer coche autónomo que circulaba por España, y hace apenas mes y medio, Volkswagen hacía público el prototipo Sedric, el primer vehículo totalmente autónomo de nivel 5 del grupo. Entre esos dos momentos, Mercedes lanzaba su primer coche autónomo, un clase E capaz de frenar, girar y cambiar de carril solo y una nueva edición de la Roborace -una competición con coches autónomos tenía lugar en el último Mobile World Congress. Los fabricantes empezaban a competir decididamente con Apple y Google por hacerse con el control de los sistemas de a bordo conectados.

Cada vez estamos más familiarizados con lo que son los coches conectados y lo que eso implica en términos de seguridad al volante, sostenibilidad y conducción eficiente. Algunos gobiernos, como los de Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, han apostado decididamente por esta nueva industria y lo hacen sabedores de que, en un marco donde hasta un 90% de los accidentes de coche se deben a fallos humanos, un vehículo autónomo equipado con sistemas de segu­ridad pasiva como puede ser un aviso para el cambio involuntario de carril, de detección y mitigación de impactos, avisador de ángulo muerto, etc. aporta muchas garantías en lo que a seguridad vial se refiere.

El coche autónomo o conectado: conducción eficiente y segura

El objetivo final del coche conectado no solo es proporcionar una conducción más segura sino también una más eficiente. La ecuación parece clara: si el vehículo en cuestión dispone de dispositivos como escáneres láser, cámaras de video delanteras, traseras y laterales, radares y GPS de precisión, así como de sensores y microprocesadores, el conductor dispondrá en tiempo real de información relativa al estado del tráfico, posibles atascos, incidencias en la carretera, rutas alternativas, estacionamientos más cercanos, etc., algo que liga de lleno con las ciudades conectadas y el concepto "smart cities".

En última instancia, toda esta información permite optimizar las rutas, de manera que se recorren menos kilómetros para llegar a destino, se consume menos combustible y se emiten menos emisiones de CO2, algo a lo que se unen las opciones de entretenimiento que hacen posible escuchar música en streaming, leer mensajes de texto y hacer o recibir llamadas, interactuar en redes sociales o navegar por internet en el interior del vehículo.

Los múltiples dispositivos a bordo permiten asimismo un mantenimiento activo del vehículo, lo que se traduce en una anticipación a posibles averías, cambios de filtros y aceite, sustitución de ruedas, etc.

Conducción de un coche conectado

Los coches conectados evolucionarán asimismo a coches autónomos, aquellos que, en una última vuelta de tuerca, no necesiten de conductor a bordo, una fórmula que, según una encuesta elaborada por “km7v7.com” y “Q Índice” en 2016, no convence al 24% de los consumidores españoles. Un 20% paga­ría entre 2.000 y 4.000 euros de más si un coche pudiera circular sin conductor, una cifra que duplicarían dos de cada diez. El 40% de ellos, sin embargo, no pagaría ni un euro de más por él.

Reticencias aparte, lo que parece una clara ventaja del coche autónomo respecto al que no lo es, es la posi­bilidad de compartir vehículo durante el tiempo que transcurre entre desplazamiento y desplazamiento de un mismo conductor. Si, por ejemplo, Marta usa el coche para ir a trabajar, pero, en vez de dejarlo aparca­do hasta que sale, el coche se desplaza hasta donde vive Rubén, que necesita hacer un par de gestiones, y, una vez hechas, le cede el vehículo a Sonia, que tiene una comida de trabajo fuera de la ciudad y necesita que el coche le pase a recoger por la oficina a las 13h, el concepto de car-sharing estaría elevándose a su máxima potencia. El futuro de la movilidad está conectado y exigirá hacer frente a retos como el de este ejemplo.

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